Con la dinámica hacemos evidentes los cambios en la tensión psicológica. Estos cambios se pueden derivar ya sea del contenido y de la estructura de la pieza musical o de nuestra disposición psicológica inmediata.
La traducción de estos cambios de la tensión psicológica a movimientos (técnicos) del brazo derecho no se puede manifestar de otra forma que mediante cambios en la tensión muscular, y eso, ya sea la presión sobre la vara del arco o el cambio de velocidad del paso del arco.
Porque luego, a cada tipo de presión le corresponden diversos puntos de frotamiento sobre la cuerda (para el piano más cerca del diapasón, para el forte más cerca del puente), se darán cambios de la dinámica y del punto de paso del arco sobre la cuerda. Por regla general, las tres condiciones de la dinámica se juntan pero en proporciones desiguales.
Los cambios dinámicos los manifestamos cambiando: 1-la presión sobre el arco; 2-la velocidad del golpe de arco; 3-el punto de contacto del arco con la cuerda.
Los cambios dinámicos pueden ser progresivos (graduales) es decir, crescendo y decrescendo, o repentinos, es decir, subito p y parecidos.
El Crescendo lo estudiamos según las instrucciones que nos dejó tras de sí G. Tartini en el escrito a una alumna suya (ver capítulo del escrito de Tartini).
En su honor hemos llamado “golpe Tartini” al ejercicio de crescendo propuesto en la forma del ejercicio n.25:

El golpe de arco lo comenzamos suave “como el aliento” con el lado de las crines, con la mano relajada. Aceleramos el golpe de arco y terminamos con un movimiento rápido y flexible. Levantamos el arco en el tercer pulso (levantamos el arco de un golpe).
Estudiando crescendos en tonos largos profundizamos en nuestra capacidad de cambiar nuestra tensión muscular en el brazo derecho.
Llevar a cabo el golpe de Tartini sobre dos cuerdas es mucho más difícil que sobre una sola, porque hay que mantener con exactitud la dirección del arco en el plano que afecta a ambas cuerdas.
El estudio del crescendo en dobles cuerdas es más útil que el estudio sobre un solo tono.
Los golpes de arco son largos de entre la mitad y tres cuartas partes del arco.
Colocamos el arco para empezar siempre en el mismo punto. El crescendo lo estudiamos empezando en puntos diversos de la parte inferior del arco cuando tocamos arco abajo Π y en diversos puntos de la parte superior del arco cuando tocamos arco arriba V.
Tras levantar el arco de golpe las cuerdas suelen quedar vibrando poderosamente, ahogaremos su sonido pues, con algún dedo libre.
Estudiamos el crescendo en diferentes partes del arco en golpes Π y V.
El crescendo al principio lo realizamos más bien con una aceleración no apresurada del golpe de arco, sin embargo lo terminaremos marcadamente potenciado con predominancia de la presión sobre las cuerdas.
Al tocar arco abajo Π la mano relajada se dirige a la posición en la que hacer presión resulta más fácil es decir, aquella inclinada, en la que la mano se encuentra inclinada hacia la vara del arco.
Al realizar esto, el antebrazo entero rota hacia dentro, hacia el cuerpo. Esta rotación es un fuerte aumentador del sonido y por eso lo usamos solamente justo al final del golpe de arco, más o menos a la altura de la cuarta corchea (ver ejemplo 26).
Ayudaremos a aumentar el sonido en el golpe arco abajo Π si inclinamos el índice (la mano) hacia la vara del arco.
Los requisitos del golpe Tartini en resumen son: 1- principio suave; 2- aceleración del paso del arco; 3- inclinación de la mano; 4- levantamiento flexible.
El golpe Tartini no saldrá bonito si nos guiamos únicamente y estrictamente por las directrices propuestas. Conseguiremos un sonido de calidad en cuanto tengamos suficiente flexibilidad muscular, es decir, al realizar cambios fáciles de un grado de tensión muscular de la mano a otro y una conexión necesaria (equilibrada) entre la escucha por un lado y los movimientos de la mano por el otro.
La manifestación última de la flexibilidad muscular es la elegancia del movimiento, especialmente en el levantamiento.
Un levantamiento de calidad a nivel de sonido tras un crescendo se manifestará en la elegancia del movimiento.
El golpe de Tartini lo realzaremos con el uso del vibrato, cuyas vibraciones gradualmente se aceleran y amplifican, Es sin embargo un ejercicio muy cansado; por eso no pasaremos mucho tiempo practicándolo. Más bien, retornaremos a él de vez en cuando por pequeños momentos.
El crescendo en combinación con un vibrato que acelera es muy útil como ejercicio técnico para tener una forma de tocar expresiva.
Al estudiar sistemáticamente el golpe Tartini, velamos para que cada día alternemos además de las cuerdas libres también los cuatro dedos con vibrato, ya sea en tonos simples o en dobles cuerdas y ya sea arco Π o V, incluso usando diferentes posiciones.
Al igual que el crescendo (golpe Tartini) podemos estudiar el decrescendo, (ejemplo 27):

Colocamos el arco sobre la cuerda bajo presión y con un movimiento desgarrador justo al principio le daremos la máxima velocidad. Evidentemente, la velocidad debe reducirse de inmediato al igual que la presión ejercida sobre la cuerda. El sonido así creado de manera súbita se asemeja a la sílaba “pa” o “ta” (a diferencia de la sílaba suavemente pronunciada “ma”).
Al arco se le puede permitir la libertad de desplazarse hacia el diapasón.
Obtenemos los decrescendos liberando la velocidad inicial del golpe del arco junto con una reducción de la presión sobre la vara del arco.
El cambio de presión la notamos con mayor facilidad sobre el pulgar. Liberamos la tensión del todo nuevamente en la cuarta corchea (ver ejemplo n.28).
A veces ocurre que llegando al final del golpe arco Π el arco se desestabiliza (vibra). Suele ser provocado porque algunos músculos de la muñeca se relaja de manera muy repentina, no suave, y también por el hecho de que el arco por encima de la mitad tiene sus zonas de mayor rebote y vibración.
Para eliminar esta avería, desplazamos durante el decrescendo el índice sobre la vara desde el primera a la segunda articulación. De esta forma frenaremos la vibración del arco.
Esta manipulación no la realizaremos, evidentemente, si podemos evitar la vibración del arco sin necesidad de ella. La podremos evitar también en los arcos V porque aquí liberamos la tensión hacia el último tercio inferior del arco, donde ya no se encuentra en peligro de que el arco pudiese vibrar.
La vibración del arco al hacer decrescendo arco abajo Π la frenamos desplazando el punto de contacto del índice con la vara del arco.
Los ejercicios de decrescendo – al igual que todos los ejercicios – no debe ser nunca robótico. Antes de dar comienzo al golpe de arco debemos sentir una especie de crescendo en nuestro interior, que proyectaremos desde el inicio del golpe de arco. En el transcurso del golpe de arco debemos darnos cuenta de la relajación de los músculos y su desarrollo debemos compararlo siempre con el resultado sonoro y dinámico.
Las dinámicas no las estudiamos solamente a nivel de movimiento, sino en relación continua con el estado de tensión psicológica.
El sistema de estudio, incluso con vibrato, es el mismo que cuando estudiábamos el golpe Tartini.
El tercer ejercicio dinámico es la ola, que surge cuando juntamos crescendo y decrescendo en un solo golpe de arco:

Tiene las características de los dos ejercicios anteriores: inicio suave, inclinación de la mano hacia la vara al reforzar en mitad del arco, cambios en la velocidad del golpe y suavizado, llevado a cabo eventualmente con un desplazamiento del índice sobre la vara del arco.
Una nueva característica de este golpe de arco son las transiciones del arco entre el puente y el diapasón. Las acciones del arco de este tipo están quizás en contradición con las opiniones existentes sobre cómo llevar el arco, según las cuales el arco en el transcurso de su recorrido no debe cambiar el punto de contacto con la cuerda.
Y sin embargo la praxis de violinistas excepcionales con una manera expresiva de tocar nos alecciona en lo contrario: que el cambio de dinámica tiene acto seguido un cambio más o menos importante de punto de frotación del arco sobre la cuerda.
El motivo de esto es simple. Para aumentar su fuerza sonora el arco necesita mayor presión, y con ello también mayor resistencia de la cuerda; esto lo encuentra cerca del puente. Al debilitarse busca una menor resistencia de la cuerda, y se desplaza hacia el diapasón.
La ola dinámica:

la estudiamos cambiando el punto de frotamiento del arco sobre la cuerda:

Una manera de tocar que contenga olas expresivas se manifestará pues, forzosamente con cambios en el punto de frotamiento del arco sobre la cuerda. En nuestro ejercicio de la ola dinámica la amplitud del cambio de posición del arco es de unos 2 centímetros. Para señalar estos cambios, usamos la marca:

(Esquemáticamente señalamos así las cuatro cuerdas y el puente)

Estudiamos la ola dinámica en la formulación del ejemplo 29. Al tocar forte en medio del arco inclinaremos el arco. Tras cada golpe de arco introducimos una pausa corta, para que juzguemos la calidad de sonido de la ola.
El centro de la ola dinámica lo fortaleceremos también inclinando el arco, tocando con todas las crines.
Los ejercicios de dinámicas descritos son – en combinación con el vibrato – medios técnicos muy eficaces para tocar de manera expresiva. Especialmente valiosos son los cambios de tensión en la presión de la mano derecha y los cambios de velocidad del golpe de arco, mediante los cuales se hace manifiesto, a menudo, el sentir musical.
Acentos.
Los acentos agudos se destacan poniendo presión sobre la cuerda antes de iniciar el tiro o empuje del arco. Primero describiremos

en segundo lugar

o

Antes de iniciar el movimiento del arco siempre “asentamos” el arco en la cuerda, ya sea con presión o sin ella sobre la vara. Si hacemos caer el arco desde la altura para ser colocado de forma que acentúe agudamente suena siempre bruto; deliberadamente usamos esta manera muy de vez en cuando por motivos de expresión. Las caídas del arco sobre la cuerda como estas demuestran una manera no cultivada de tocar el violín.
Los acentos agudos los conseguimos con presión sobre el arco antes de que de comienzo el tono y los acentos blandos con presión durante el golpe de arco.
Los acentos agudos en arcos cortos con el arco a la cuerda los llamamos staccato o martelé. Si levantamos el arco tras cada tono corto y acentuado de forma que la cuerda quede sonando hablaremos de tonos rebotados.
Estudiando estos golpes de arco cortos y rebotados ya sean agudos o blandos (ejemplo n.30) mejoramos el asentamiento del arco sobre la cuerda, los cambios de la tensión muscular en la mano, la flexibilidad del movimiento y también la crítica del sonido; estamos obligados a adivinar de antemano (al principio del golpe) la cantidad de tensión y la velocidad inicial del golpe de arco y luego compararla con la calidad del sonido obtenido.
Los acentos blandos en tonos rebotados (ejemplo 30b) se parecen a los golpes de arco rápidos de Tartini. Al estudiar siempre tenemos prestamos atención para que al levantar el arco (rebote) relajemos la tensión restante en la mano tras el acento.

Los tonos rebotados (staccatos levantados) los estudiamos en diferentes partes del arco, de manera aguda y también blanda.
Los tonos acentuados más largos, tocados a la cuerda, son, desde el punto de vista del estudio empobrecidos del componente de movimiento, de rebote que proporciona el levantamiento del arco; sin embargo estudiar la acentuación aguda o blanda de cada tono o pieza elevará mucho la maniobrabilidad de la mano derecha. (ej.31)
La acentuación de los tonos de una pieza por separado, ya sea aguda o blanda, es un buen ejercicio para el manejo del arco.
Los acentos en el transcurso del golpe de arco son blandos. Se consiguen ya sea con un cambio repentino de la velocidad del paso del arco (cuando hay pocos de ellos en un mismo arco) o cambiando la presión del índice (cuando hay número mayor de ellos en un mismo arco), lo más frecuente es usar ambas formas con una preponderancia mayor de un elemento o el otro.
En cada acento por presión el arco se curva. La presión repentina provoca que el arco se “estremezca” y que el sonido tenga menor calidad; por eso son correctos en legato los acentos de presión moderados.
La presión la podemos controlar también con la vista al observar como el centro del arco se comba y curva al tocar en la parte superior del arco.
También se confirmará esto si colocamos el arco verticalmente en el segundo o tercer tercio; si limitamos el contacto de la vara con la cuerda conseguiremos acentos más fuertes.
La calidad de los acentos blandos en legato la podemos controlar con la mirada cuando la vara del arco se dobla.

Los acentos en el ejemplo 32 los realizamos más con la velocidad del arco que con la presión; por eso los llamamos acentos de “velocidad”. En el ejemplo 33 al hacer acentos de “presión” inclinamos la mano hacia la vara de forma que la vara se curve en la parte central del arco suavemente sin espasmos.
Ambos tipos de acentos los estudiamos en estudios de corcheas.
Los acentos blandos son de “velocidad” o de “presión”, aunque a menudo ambos sean combinados.
De otras opciones de dinámicas reseñaremos aún la alternancia de tonos fuertes y suaves en una secuencia veloz de detaché. Los tonos fuertes – a diferencia de los acentos – son fortes mantenidos en toda la duración temporal.
Los estudiamos al principio en parejas de tonos con arcos cortos y en todas las partes del arco y ello en repeticiones de cuatro (ejemplo 34) con pausas, después sin pausas. El forte lo podemos conseguir ya sea inclinando la mano contra la vara (rotando el antebrazo hacia dentro) o con los dedos (apretando con mayor firmeza la vara).
La presión correcta la conocemos nuevamente mediante la vista en medio del arco: si la vara del arco no vibra al pasar calmadamente estando doblada hasta relajarse, entonces la presión utilizada es la correcta.

La alternancia de tonos fuertes y suaves, primero en parejas, mejorará la calidad técnica de nuestro tono.
Un ejercicio bueno universalmente efectivo es alternar f y p en arcos enteros (ejemplo 35). Así se pueden tocar por ejemplo escalas de octavas (ejemplo 36):

Un estudio sistemático de las dinámicas en formas simples como las aquí explicadas es el medio más útil de conseguir la técnica necesaria para una forma de tocar el violín expresiva y es la forma de conseguir un sonido hermoso, lleno y modulable.
El profesor debe sin embargo encargárselos solamente a alumnos con aspiraciones artísticas y debe contar con que será necesario un periodo largo (varios meses) hasta que el alumno aprenda a dosificar la presión sobre la vara y la velocidad del paso del arco y a escoger el mejor punto de frotamiento sobre la cuerda justo antes de que la forma de tocar incorpore la nobleza y blandura necesarias.
No es de extrañar que G.Tartini, cuya forma de tocar que parecía que “cantase” recomendaba dedicar una hora entera cada día a hacer ejercicios de este tipo. (ver su escrito).
Practicando diariamente los cambios dinámicos mejoraremos la sonoridad al tocar el violín.